

El primer paso en el tratamiento de niños con hipertensión, es determinar si la hipertensión es primaria (sin causa aparente) o secundaria (debido a alguna causa subyacente). Este último puede devolver la presión arterial a la normalidad sin la necesidad de tratamiento adicional.
Entre las pautas generales destacan:
-Alteraciones en la atención o el nivel de energía, que puede indicar hipertensión secundaria.
-Aumento de la creatinina, que puede ser un signo de hipertensión arterial provocada por problemas renales.
-Los niños más pequeños son más propensos a tener hipertensión secundaria, mientras que los niños mayores y los adolescentes son más propensos a tener hipertensión primaria.
-Los niños con antecedentes familiares de hipertensión y / u obesidad son más propensos a tener hipertensión primaria.
-En los niños con hipertensión leve a moderada, el tratamiento casi siempre comienza centrándose en los factores de estilo de vida modificables, que forman parte de la terapia inicial recomendada en niños, como la reducción de peso, ejercicio regular, modificaciones en la dieta y evitar ambientes donde se fume.
-La reducción de peso ayuda a reducir la presión arterial y evitar la futura resistencia a la terapia con medicamentos. El ejercicio regular es eficaz para el control de peso, y también ayuda a mejorar la salud general del sistema cardiovascular y la modificación de la dieta, incluida la restricción de sal.
En adolescentes es importante evitar fumar y el consumo excesivo de alcohol son dos medidas que no sólo mejoran la presión arterial, sino que también reducen el riesgo de muchas otras enfermedades, graves; así como evitar los anticonceptivos orales, que tienen tendencia a aumentar la presión arterial.
Todos los niños con presión arterial alta y diabetes deben recibir tratamiento farmacológico para evitar daños a largo plazo del riñón y evitar la muerte prematura y aquellos con colesterol alto, problemas del corazón u obesidad severa, deben de iniciar el tratamiento farmacológico. Son eficaces los betabloqueantes en los niños, los antagonistas del calcio y los bloqueadores de los receptores de la angiotensina.