Este sistema de estimulación genera buenos resultados cuando el sistema educativo es dividido por tramos de diferentes edades. El método puede ser considerado como un proyecto alternativo creado por la doctora María Motessori , basándose en 50 años de trabajo con niños en las aulas. Para su correcta aplicación se deben aprender dentro y fuera de la escuela dos puntos fundamentales: los niños aman el orden y la disciplina de manera natural.Cuando hablamos de orden nos estamos refiriendo a la importancia de observar el comportamiento de los pequeños, lo que permitirá conocer su naturaleza psíquica y los impulsos que emanan de la misma como guías de su desarrollo.
La doctora Montessori pudo descubrir la verdadera naturaleza del niño: “que ama el orden y la disciplina; que le conduce a una obediencia activa, no sumisa; que ama el trabajo interiormente constructivo y le hace social con los demás”.
Según lo anunciado por la doctora, en ocasiones, nos equivocamos ya que por los prejuicios solemos malinterpretar la conducta de los niños. Esa conducta es tomada como criterio de adulto, algo que no es correcto.
También descubrió que en el desarrollo psíquico del niño existen periodos con intereses específicos y con una importante sensibilidad hacia determinados estímulos. Esto es denominado periodos sensitivos, demostrando que la construcción psíquica del pequeño es discontinua y que su aparición dependerá de cada uno de ellos.
Además, los padres y los profesores le deben brindar a los niños los estímulos adecuados para que tengan la elección de aquello que demanden sus impulsos interiores.
“Para que tal elección sea correcta es preciso que al niño le rodee un ambiente especialmente preparado para el desarrollo de su estructura física y psíquica. En tal ambiente, y con la posibilidad de elegir las actividades que sus impulsos internos le solicitan, el niño sigue su propio método de aprendizaje. Eso sí, bajo la atenta mirada del adulto, que elimina obstáculos y aporta una rica y estimulante batería de actividades. Según la doctora Montessori, lo que el niño espera del adulto es que le ayude a hacerlo por sí mismo”.
Las aulas deberán ser separadas por edades, por ejemplo de 1 a 3 años, de 3 a 6 años, de 6 a 9 años, de 9 a 12 años para alcanzar los objetivos perseguidos.
¿Y tú?, ¿por qué crees que de pequeños somos tan curiosos?, ¿piensas que esa curiosidad debería mantenerse en nuestra vida adulta?, ¿nos beneficiaría en algún sentido?, comparte tus ideas en este espacio enviándonos un comentario al final de este artículo. Tu opinión cuenta.
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La curiosidad forma parte de nosotros mismos desde que llegamos a este mundo, porque siempre hemos sentido la necesidad de descubrir y conocer todo lo que se encuentra a nuestro alrededor. Bajo mi punto de vista, si perdemos esa curiosidad o no la incentivamos de alguna forma, nos convertiremos con el paso de los años en personas sin amor ni interés por los pequeños detalles. Nos conformaremos con lo que tenemos sin el deseo de mejorar ni incremetar nuestro conocimiento sobre el mundo. De esta forma, no creceremos interiormente.