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La mujer embarazada tiene unas necesidades nutricionales y energéticas específicas que cubrir, donde cobra especial importancia una buena alimentación, que debe nutrir no sólamente a la madre, sino también al ser que se está creando dentro de ella. Aproximádamente, el consumo de energía adicional durante el segundo y tercer trimestre debe ser de unas 300-350 kcal / día.
Durante el embarazo, es importante cubrir las necesidades de proteínas -aminoácidos-, que son necesarias para el desarrollo de la placenta, los tejidos maternos y el crecimiento del propio feto. Las necesidades de proteína variarán según en la etapa del embarazo que la madre se encuentre; a partir del segundo y tercer trimestre las necesidades van aumentando.
Existe la necesidad de algunos tipos de lípidos como los ácidos grasos esenciales (AGE) para garantizar un desarrollo adecuado de los tejidos maternos y fetales. Estudios recientes parecen confirmar la relación positiva entre los ácidos grasos esenciales omega-3 y el desarrollo cerebral del feto y posteriormente del lactante.
Durante el embarazo se recomienda aumentar la ingesta de hidratos de carbono complejos y reducir el consumo de hidratos de carbono simples, y las necesidades de algunas vitaminas aumentan especialmente. La ingesta de alimentos ricos en vitaminas, así como de suplementos vitamínicos son indispensable para preservar la salud y el desarrollo del feto durante todo el embarazo, como el ácido fólico, vitamina A, B6, C y D.
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También son importantes los minerales, como el calcio, fósforo, hierro, zinc y magnesio, yodo y sodio. Existen otros minerales importantes durante la gestación como son el selenio, cobre y flúor, que con una dieta equilibrada y acompañada de un complejo de suplementos vitamínicos y minerales –cuando se considere necesario-, van a cubrir las necesidades de estos minerales.
Imagen de: radiocristiandad