

La inmensa mayoría de las mujeres pueden amamantar. Es bueno que se informen y que cuenten con el apoyo de la familia y de los profesionales. La lactancia materna favorece la unión de la madre con su hijo, es una forma fácil segura y rápida de alimentar al pequeño e incluso puede ayudar a la madre a evitar ciertas enfermedades como el cáncer de mama.
Sin embargo hay madres que por estética, tiempo o enfermedad optan por no dar el pecho a su pequeño sin que esto quiera decir, que por ello, sean malas madres. En nuestra sociedad lo políticamente correcto es darlo pero en ocasiones no queda más remedio que no hacerlo.


Dar el pecho es la forma más natural y más sana de alimentar al bebé, pero dar el biberón es una alternativa saludable que incluso permite participar también al padre de la alimentación del pequeño y nunca debe convertirse en un sentimiento de culpa para la madre.
Un hijo es cosa de dos y dada la difícil situación económica actual, el temor a perder el puesto de trabajo y que las bajas de maternidad no alcanzan a cubrir el periodo de lactancia ideal (según la Organización Mundial de la Salud se fija en 6 meses), el biberón puede ser un excelente recurso para aliviar la carga de la madre y para involucrar un poco más al padre en los cuidados del pequeño de la casa desde el primer momento.
En mi opinión, y de acuerdo con el artículo publicado en el Magazine del Mundo "Vaca o madre" firmado por Carmén Machado, corresponde a la madre y no a la sociedad, el elegir la forma adecuada de alimentar a su bebé. Ella es quien conociendo los beneficios y las posibles contraindicaciones de hacerlo, tiene la última palabra. ¿Qué pensáis vosotras?