Los objetos de consuelos son esos elementos (osito viejo, muñeca, mantita) que los pequeños usan para volverse un poco independientes de su mamá. El principal objetivo de este elemento es el de acompañar al niño a pasar de la etapa de dependencia emocional a la etapa de independencia.
Durante su primer año de vida el bebé cree que él y su madre son la misma persona. Así se formó en el útero y es a lo que está acostumbrado. A medida que va pasando el tiempo el niño se da cuenta de que es una persona independiente y esto le genera tristeza ya que siente, inconscientemente, que está perdiendo una parte de sí mismo. Entonces el objeto de transición o consuelos lo ayudará en esa etapa.
En ocasiones puede pasar que la madre se convierta en el objeto de consuelo, consolándolo y protegiéndolo cuando se sienta triste. Pero muchas veces el objeto es un elemento, por otro lado, las madres no siempre están las 24 horas del día pegadas al pequeño.
El objeto de consuelo no debe ser ni lindo, ni útil. No es necesario que cada vez que lo veamos un poquitín sucio corramos a lavarlo, ya que eso no es bien visto por los niños, ya que su olfato no lo reconocerá.
Cuando vaya pasando el tiempo tu hijo encontrará otros objetos que le permitan saciar su ansiedad y el tan amado objeto de consuelo quedará en el olvido. Eso es una buena señal, quiere decir que el pequeño va madurando. Cuando ya tienen tres o cuatros años logran esta independencia. Debemos ser pacientes para esperar ese momento y nunca obligarlo a hacerlo.
Dentro de todos los objetos de consuelo que se te ocurran el menos conveniente es el chupete. Ya que si bien no trae problemas cuando son pequeños, a los tres o cuatro años puede traerlo. Lo mejor que desde los primeros días le vayas acercando un muñeco o una mantita para que se acostumbren.
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