- Cansancio: primero protesta de forma irregular que va aumentando y notándose el mal humor hasta que se convierte en un llanto profundo que indica que está muertito de sueño (tres alaridos cortos, un llanto fuerte, dos respiraciones cortas y otro llanto más largo y agudo). Patalear y agitar los brazos son también otras señales de cansancio, igual que agarrarse las mejillas, las orejas o arañarse la cara.
- Excitación: este llanto suele darse cuando ya no quiere jugar más pero los adultos siguen ahí queriendo entretenerlo, los bebés también tienen su límite. Podrás identificarlo si el llanto es largo y fuerte y además mueve la cabeza evitando la luz y a otras personas.


- Cambio de posición: los bebés también se aburren de estar en el mismo sitio, y cuando lo están comienzan a hacer ruidos y a darse la vuelta de las cosas que tiene delante para jugar con los dedos. Si lo cambias de posición y sigue así lo mejor es que lo acuestes a dormir.
- Dolor o gases: lo muestra con un grito muy agudo de repente y entre grito y grito contiene la respiración. Además, todo el cuerpo se tensa y la cara se le contrae mostrando dolor.
- Hambre: es un llanto ligero, como si estuviera tosiendo. Comienza a llorar poco a poco hasta que ya es muy seguido y más alto al tiempo que se lame los labios y mueve la cabeza a ambos lados.
- Frío: un fuerte llanto mientras el labio de abajo le tiembla y hasta puede tiritar. Suele pasarle cuando lo sacas de la bañera o le cambias el pañal, así que evita ventanas abiertas y corrientes de aire.
- Calor: empieza con un gimoteo hasta que pasados unos minutos no puede más y rompe a llorar y en lugar de respirar con normalidad. Suele jadear.
- Caquita: gruñe, llora y se retuerce. El llanto se suele confundir con el de hambre, así que si no es la hora de comer vigila el pañal.