¿Qué te lleva a tener un amigo o una pareja? ¿Por qué te compras un coche o una moto? Has pensado alguna vez en dónde radican todo este tipo de decisiones. Bien, la principal respuesta es la Inteligencia Emocional, que veremos también cómo afecta a los niños, a los más pequeños de la casa.
La Inteligencia Emocional es una destreza que nos permite conocer y manejar nuestros propios sentimientos, interpretar o enfrentar los sentimientos de los demás, sentirnos satisfechos y ser eficaces en la vida, a la vez que crear hábitos mentales que favorezcan nuestra propia productividad.
Pero la Inteligencia Emocional no se refiere exclusivamente a las emociones, sino a cómo integrar éstas con las cogniciones y los actos. La idea es poner inteligencia a las emociones. Los niños no siempre desarrollan de forma espontánea las cualidades emocionales y capacidades sociales que los convertirán el día de mañana en adultos responsables, felices y poseedores de una situación de bienestar.
Por tanto es muy importante que como padres se manifieste una idea de ternura y amor a nuestros niños porque ésa produirá un efecto muy positivo. En lo cognitivo, estos serán alumnos más eficaces, con mayor concentración y con menores interferencias afectivas. En el plano social, causarán una mejor impresión y serán más hábiles para relacionarse. No quiere decir que no se les regañe, pero midiendo bien cada palabra y actuación.
Es muy recomendable que los padres jueguen mucho con sus hijos sin utilizar esos momentos para darles instrucciones, sino hacer de ellos momentos compartidos, libres de juicios y presiones. En definitiva, momentos divertidos.
No se deben ignorar los sentimientos de nuestro hijo, pensando que sus problemas son triviales y absurdos. Debemos procurar darnos cuenta de sus sentimientos, y darle soluciones emocionales alternativas. Nunca menospreciar los sentimientos del niño porque si lo hacemos ahí estamos rebanando una parte de su denominada Inteligencia Emocional.
Las emociones son estados afectivos subjetivos y debemos procurar mejorar y aumentar en nuestro hijo el coeficiente emocional, para que sean personas más felices y con más éxito en la vida.
Hola: me sirvió mucho la información. Solo que mi hijo tiene tres años y solo dice papa…teta
..si…no…tengo de que preocuparse??