

Básicamente lo que sucede es que el útero se tensa y se contrae. Se trata de un mecanismo de nuestro cuerpo por el cual "entrena" para cuando demos a luz, ya que ese día deberá estar contraído durante horas. La contracción durante pequeños instantes a lo largo del embarazo, facilita al músculo del útero prepararse para el parto. Por ello, a medida que el embarazo avance, las contracciones de Braxton Hicks serán más frecuentes.
A pesar de que, como decimos, no son dolorosas, si pueden resultar molestas. Si te ocurre esto, prueba a pasear un poco, o tumbarte de lado. Intenta relajarte lo más posible y cambia la posición en la que te encuentres.
Por último, no te preocupes, podrás diferenciarlas de las del parto sin problemas, ya que estas últimas sí serán dolorosas, durarán más y vendrán de forma más regular.