

En el momento en el que empieza a gatear, el bebé es una personita muy inquieta: mira y toca todo. Por este motivo, debemos estar muy atentos porque el pequeño no sabe distinguir las cosas que le pueden hacer daño o sentar mal. Hasta que somos padres no nos damos cuenta que simples objetos de decoración constituyen peligros en casa para los niños. Para evitar sustos, es mejor retirar los objetos que estén a su alcance, sobre todo, productos de limpieza o medicamentos que puede ingerir por accidente.
Cuando el bebé empieza a gatear, tiene una necesidad natural de explorar por sí solo todos los rincones de la casa. Debes comprobar que todos los muebles sean estables individualmente para evitar que si el bebé intenta trepar no se caerán sobre él. Ten cuidado con los juguetes que le regalen, antes de dárselos, comprueba que no tengan ninguna pieza suelta que el pequeño pueda tragarse. También evita que pueda enredarse con las cortinas o los cordones de éstas.
Controlar lo que hace el niño es cuestión de paciencia, pero sobre todo de cuidar los detalles, pues quizás los peligros estén donde menos lo esperemos. Supervisa el entorno para que después el bebé explore a sus anchas.
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