Todo esto es necesario para reducir el riesgo de que el bebé padezca ciertas malformaciones de nacimiento, como los defectos del tubo neural, que afectan el cerebro y a la médula espinal.La deficiencia de ácido fólico puede estar relacionada con aborto espontáneo, partos prematuros o bajo peso al nacer.
Es importante que durante el embarazo consumas frutas, como el melón, aguacte, plátano y naranja y verduras de hoja verde oscuro, espárragos, legumbres, cereales integrales e hígado y aquellos que están enriquecidos con ácido fólico. El médico te recetará un suplemento vitamínico que contenga ácido fólico.
Cuando no existe un consumo adecuado de ácido fólico, el bebé puede padecer de espina bífida y anencefalia. Los bebés con anencefalia no desarrollan un cerebro y nacen muertos o mueren poco después del nacimiento. Las personas con espina bífida tienen un defecto de la columna vertebral que puede dar lugar a diferentes grados de discapacidad. La mayoría de bebés que nacen con espina bífida pueden sobrevivir hasta la edad adulta, pero pueden necesitar aparatos ortopédicos o muletas y pueden tener problemas de aprendizaje, ya que el 30% padece retraso mental.
Buenas fuentes de alimentos ricos en ácido fólico son lentejas, garbanzos, espinacas, hígado, cereales, brritas de cereales, pasta, habas, arroz blanco, jugo de tomate, espárragos, coles de Bruselas, naranjas, brócoli y germen de trigo entre otras.
La alimentación de la mujer gestante debe proveer de ácidos grasos esenciales para garantizar un desarrollo adecuado de los tejidos maternos y fetales. Se ha confirmado la relación positiva entre los ácidos grasos esenciales Omega-3 y el desarrollo cerebral del feto y posteriormente del lactante. Fuentes de Omega 3 se encuentran en: pescado azul, frutos secos, como nueces y almendras, alimentos vegetales, fresas y aceite de Sacha Inchi.