

Son muchos los niños que sufren de asma. Si bien la mayoría de los casos se presentan a partir de los seis años de edad, algunos bebés también se ven afectados. Debes prestar atención si notas que tu bebé respira con sonido de silbato o cuando se acatarra. Si bien esto no quiere decir que tiene asma deberás consultar con un especialista para descartar las dudas. Así recibirá un tratamiento acorde a su problema respiratorio realizándose un diagnostico definitivo.
Lamentablemente las estadísticas nos han mostrado que el asma es cada vez más frecuente en los países desarrollados, si bien el motivo por lo cual esto ocurre no se sabe con exactitud. También se sabe que los niños con antecedentes familiares de esta enfermedad tienen más probabilidades de contraerla.
El asma es una enfermedad pulmonar de tipo crónica que causa que las vías respiratorias se inflamen, se estrechen y generen un exceso de mucosidad. Cuando son bebés se puede complicar el diagnóstico ya que pueden existir otros trastornos con síntomas muy parecidos.
También se puede complicar cuando se quiere medir con exactitud el rendimiento pulmonar de los bebés, cuando ya los niños crecen, lo mismo que los adultos, pueden colaborar con las pruebas necesarias, entendiendo lo que es inspirar y luego soplar. Este tipo de examen es necesario para saber si los pulmones de los asmáticos están presentando cambios.
Muchas veces se puede confundir la enfermedad del asma con la bronquiolitis del lactante, que es causada por una infección vírica. En este caso la infección afecta a los bronquíolos, conductos que se encuentran al terminar los bronquios y están en contacto con los pulmones.
A diferencia del asma la bronquiolitis se puede detectar por la aceleración de la respiración, tos, fiebre. Es importante que sepas que los bebés que sufrieron en algún momento de bronquiolitis pueden desarrollar asma más tarde.