Esta enfermedad produce una infección en los bronquiolos que obstruye el paso del aire y provocan dificultad en la respiración; cabe decir que esta patología muchas veces no se diagnostica correctamente y se confunde con un catarro, ya que la mayoría de sus síntomas en un primer momento, son fiebre, abatimiento, dificultad para respirar, tos o moqueo nasal. El tratamiento se basa en la administración de antitérmicos, una adecuada hidratación y el lavado de fosas nasales. Cuando la infección es más grave y necesita ingreso hospitalario, entonces se utilizarán broncodilatadores, aunque no resultan eficaces en todos los pacientes. Como se ha comentado anteriormente, el mayor grupo de riesgo se encuentra en bebés prematuros, bebés con enfermedad pulmonar crónica y niños nacidos con cardiopatías. Son los más vulnerables debido a que la anatomía de sus vías respiratorias está menos desarrollada y poseen una inmunidad celular insuficiente, pudiendo originar infecciones graves como bronquitis o neumonías. Para prevenir la transmisión del virus al bebé, son aconsejables las medidas higiénicas y un tratamiento médico adecuado, es necesario lavarse las manos a menudo antes de tocar al niño, no fumar cerca del bebé; impedir que esté en contacto con otros bebés enfermos y en caso de estar enfermo, aislarlo de sus hermanos, no dejarlo en habitaciones con el ambiente muy concentrado y lavar muy bien el material para la comida. Fuente Imagen: Andre Deak/flickrQué es la bronquiolitis
19 diciembre 2011 | Por gema
La bronquialitis es una enfermedad infecciosa respiratoria, que está causada en la mayoría de los casos por el virus respiratorio sincitial (VRS), un virus respiratorio estacional, que afecta a muchos lactantes y niños menores de dos años.Principalmente desde septiembre a abril, es la causa más común de hospitalización en niños y los que sufren más riesgos de contraer VRS, son los bebés prematuros, los bebés con enfermedad pulmonar crónica y los niños nacidos con cardiopatías.
Esta enfermedad produce una infección en los bronquiolos que obstruye el paso del aire y provocan dificultad en la respiración; cabe decir que esta patología muchas veces no se diagnostica correctamente y se confunde con un catarro, ya que la mayoría de sus síntomas en un primer momento, son fiebre, abatimiento, dificultad para respirar, tos o moqueo nasal. El tratamiento se basa en la administración de antitérmicos, una adecuada hidratación y el lavado de fosas nasales. Cuando la infección es más grave y necesita ingreso hospitalario, entonces se utilizarán broncodilatadores, aunque no resultan eficaces en todos los pacientes. Como se ha comentado anteriormente, el mayor grupo de riesgo se encuentra en bebés prematuros, bebés con enfermedad pulmonar crónica y niños nacidos con cardiopatías. Son los más vulnerables debido a que la anatomía de sus vías respiratorias está menos desarrollada y poseen una inmunidad celular insuficiente, pudiendo originar infecciones graves como bronquitis o neumonías. Para prevenir la transmisión del virus al bebé, son aconsejables las medidas higiénicas y un tratamiento médico adecuado, es necesario lavarse las manos a menudo antes de tocar al niño, no fumar cerca del bebé; impedir que esté en contacto con otros bebés enfermos y en caso de estar enfermo, aislarlo de sus hermanos, no dejarlo en habitaciones con el ambiente muy concentrado y lavar muy bien el material para la comida. Fuente Imagen: Andre Deak/flickr
