Los bebés (al igual que los ancianos) son propensos a la deshidratación, sobre todo, los días de elevadas temperaturas. Ellos tienen la capacidad de perder líquido más rápidamente.
Dentro de las causas más comunes de la deshidratación podemos encontrar algunas infecciones virales provocadas por la fiebre, vómitos o diarrea, que le impiden al niño tener ganas de beber y comer. En estos casos, debes motivarlo para que lo hagan, aunque sea, que beba poca cantidad , pero muchas veces.
Entre los síntomas más frecuentes podemos encontrar: Ojos hundidos Pañales secos o con muy poca orina Fontanela hundida Menos actividad de la normal Incomodidad general Llanto sin lágrimas Sangre en las heces Fiebre alta Boca seca
Para evitar la deshidratación existen diferentes puntos que puedes tener en cuenta. En el caso de que le estés dando el pecho a tu hijo y el día sea muy caluroso puedes dárselo con más frecuencia. La lactancia favorece la no deshidratación, aportándole la cantidad de agua necesaria, además de las sales y nutrientes que necesita el cuerpo de tu hijo.
Si tu hijo está siendo alimentado por biberón es importante que le refuerces la cantidad de líquidos, por ejemplo agregando agua mineral. Otro de los consejos que podemos darte, está relacionado al cuidado que debes tener al preparar el biberón con leche adaptada, ya que , la misma leche se encuentra con una concentración excesiva que limita la cantidad de líquidos y sales minerales que puede ingerir el pequeño.
Como siempre te decimos, si ves algún problema en la salud de tu pequeño debes recurrir rápidamente al médico, quien te indicará cuales son los mejores pasos ha seguir para cada tipo de deshidratación, pero no dejes pasar el tiempo, más aun si el calor es agobiante, ya que sino será necesario la aplicación de un suero que logre estabilizarlo.
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