Como sabéis, la deshidratación supone una gran pérdida de agua y sales minerales de nuestro cuerpo y, también, del organismo del pequeño. Normalmente, las causas de la deshidratación del bebé son las gastroenteritis, los biberones no preparados de manera adecuada, que el niño no beba el agua necesaria para su organismo, la fiebre alta y que el bebé sude demasiado.
Hay que extremar las precauciones, por tanto, cuando del pequeño vomite demasiado o sufra una diarrea importante, así como cuando preparamos los biberones o cuando la sudoración y la fiebre sean extremas.
Para saber si vuestro bebé está deshidratado, habéis de tener presentes unos síntomas claros que pasamos a resumiros:
- Decaimiento, esto es que observemos que el niño está triste o desanimado
- Aumento de la sed
- Presencia de sequedad en la boca y los labios del pequeño
- Si el bebé llora y sus ojos no producen las típicas lágrimas
- Si pierden elasticidad en la piel
- Si orinan menos que antes
Cuando el bebé sufre una deshidratación, lo mejor es que acudáis con rapidez a vuestro centro médico, al hospital o a su pediatra. Los médicos podrán enseguida las medidas pertinentes para detener la deshidratación del bebé.
El tratamiento consiste en suministrar al pequeño una solución rehidratante, cuando haya sufrido una gastroenteritis. Si el niño vomita, es necesario darle esta solución rehidratante a cucharadas en espacios cortos de tiempo, hasta que desaparezcan los vómitos. La solución rehidratante está a vuestra disposición en todas las farmacias, pero, insistimos, habéis de acudir lo antes posible a un servicio de urgencias.
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