

Debido a su fragilidad, es muy fácil que el pequeño se resfríe con una corriente de aire que enfríe su cuerpo. Es por eso, por lo que sobre todo en invierno se recurre a esta prenda en modalidad polar y flexible pues garantizan la comodidad del bebé la estabilización de su temperatura corporal. Sin embargo, para verano suelen utilizarse arrullos más finos y especiales para garantizar su bienestar.
Ventajas de los arrullos
Por otro lado, el arrullo ayuda a calmar al bebé pues imita con gran precisión las sensaciones que tenía cuando se encontraba dentro del útero del madre. Gracias a su estructura permite conservarlo dentro de una especie de saco con una temperatura óptima y en una superficie cómoda.
Al colocarle un arrullo inmediatamente conseguimos que se recree en la sensación que tenía al estar dentro del vientre materno. Esto ejerce un efecto tranquilizante ya que se siente en calma y protegido. De este modo reducirá sus lloros y su malestar.
Además, logramos mejorar su postura para generarle un entorno de seguridad y protección. A través de esta prenda sus brazos y piernas estarán recogidos por lo que podrá sentirse acurrucado y cómodo. Además, evitaremos que adquiera malas posturas que pueden perjudicar a sus huesos.
Por otro lado, proporciona mayor comodidad tanto para el pequeño como para su madre en los momentos de lactancia porque contará con una posición equilibrada. El efecto protector y tranquilizador que ejerce sobre él hace que pueda sobrellevar algunas afecciones con mayor facilidad y pueda calmar síntomas como los cólicos.