Actualmente se sabe que la leche materna es el único alimento que cubre todas las necesidades nutricionales del bebé hasta los seis meses de edad, proporciona al niño todos los nutrientes en la proporción exacta y no ofrece problemas a la hora de digerirla, lo cuál evita la sobrealimentación en el bebé y reduce el riesgo de padecer obesidad en la edad adulta.


Los niños que toman pecho poseen un sistema inmunológico mucho más fuerte que los que está alimentados con productos artificiales; la leche materna protege al recién nacido frente a numerosas infecciones, especialmente gastrointestinales, nada es comparable con la cantidad de enzimas, anticuerpos y otros nutrientes que la madre transmite a su hijo a través de la leche materna.
Diversos estudios han demostrado que la leche materna posee un PH más ácido que otras leches, por lo que se reduce el riesgo del desarrollo de gérmenes patógenos en el intestino, esto implica menor aparición de diarreas; además gracias las inmunoglobulinas,tu bebé está protegido de las bacterias y virus que atacan al intestino.
Se ha demostrado que los recién nacidos alimentados con leche materna son menos propensos a padecer enfermedades de riesgo como neumonías, meningitis, de padecer otitis o sufrir muerte súbita. El bebé amamantado hasta los seis meses o más está protegido contra alergias y dermatitis, diabetes insulino-dependientes y a padecer linfomas.
Existen otros estudios que han indicado una protección frente al virus del herpes, polio o sarampión, incluso hay quien apunta que ejerce un control sobre el metabolismo del cólesterol o la hipertensión favoreciendo la perfecta adaptación de las mandíbulas, así como una correcta colocación de las piezas dentales.
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