

Si de encontrar culpables se tratara, la culpa de que un niño repita un mal hábito la tiene el ejemplo. Un niño pequeño, de tres a 7 años aprende imitando sus modelos más cercanos, sus padres y hermanos, en casa, y sus maestros y compañeros, en la escuela.
Si una de estas personas realiza repetidamente un acción como rascarse mucho el pelo o guiñar el ojo, es probable que el niño la repita. También sucede con un mal hábito, como comer mal o decir malas palabras.
Cuando un niño no sabe cómo expresar lo que le hace falta o necesita, termina comunicándose con malas palabras o acciones groseras. Acaba entonces adquiriendo un mal hábito.
Para poder cambiar los malos hábitos infantiles lo más importante es modificar el ambiente en el que vive el niño y acabar con el problema de raiz. Nunca es una buena opción provocar un castigo físico o emocional. Como el mal ejemplo causó el hábito el buen ejemplo puede corregirlo. En otros casos, hay que saber cuáles son las necesidades que el niño quiere expresar y no ha podido. Hay que hablar con ellos y hacerles entender que lo que hacen esta mal y exlplicarles la manera correcta de hacerlo.
«Nunca es una buena opción provocar un castigo físico o emocional. »
Estoy totalmente de acuerdo con esto, eso no haría más que acentuar el mal comportamiento, ya que el niño sentiría mayor rabia aún, y lo dejaríamos completamente confuso.
pz qe esta mal todo eso
jeje no es cierto
laura,este sábado hace la comnuión,gracias de corazón.marnie,okoscár,la formula I y si gana Alonso mejor.hilda,gracias.