Si ya has tomado la decisión y estás planeando tener un bebé, lo primero que debes de hacer es buscar un ginecólogo que te guie a lo largo de tu embarazo, aconsejándote las pautas más necesarias para tu estado.


Antes de dar comienzo a tu embarazo, deberás de hacerte los pertinentes análisis, que descartarán diabetes, anemia o infecciones vaginales y ver si tu organismo se encuentra en forma; también será importante corregir algunos hábitos higiénicos- dietéticos.
Antes de comenzar el embarazo, abandona el cigarrillo, ya que es nocivo tanto para la madre, como para el futuro bebé y lleva una vida sana, que incluya unos hábitos alimenticios sanos, donde abunden las frutas y verduras en abundancia y los líquidos, como los zumos, agua y tisanas; evita el estrés y el sedentarismo, realiza ejercicio físico, adecuado a tu estado, y duerme las suficientes horas.
Incluye en la dieta abundantes frutas y verduras, crudas y cocidas, carnes blancas y pescados, lácteos descremados, cereales integrales y legumbres y evita las golosinas y los dulces, grasas, bollería industrial, precocinados, fritos y bebidas azucaradas. Al menos debes de beber dos litros de agua diarios, que hidratarán tu organismo, mantendrán un óptimo tránsito intestinal y evitarán el estreñimiento. No deben de faltar las tisanas, caldos y sopas de verdura, así como los zumos naturales de fruta y verdura.


El ejercicio físico reporta grandes beneficios para el sistema cardiovascular, mantener la agilidad, la masa muscular y el estado de ánimo y es importante que lo realices al menos, tres veces por semana, empezando por pequeñas sesiones de unos quince minutos cada sesión e ir aumentando progresivamente, hasta llegar a cincuenta minutos o una hora.
No hay que olvidar el aporte de ácido fólico, tomarlo cuanto antes, en especial tres meses antes de que te quedes embarazada, que ayuda a evitar malformaciones del tubo neural y nacimientos de bebés con espina bífida.