Lo mejor que podemos hacer es educar a nuestros hijos desde el momento de su nacimiento, pero también podrás hacerlo cuando ya tiene uno o dos años, no olvidemos que cuanto antes empecemos será mejor para toda la familia.


Cuando tenemos un bebé recién nacido deberemos saber que ellos no tienen la capacidad de diferenciar entre el día y la noche, en esa etapa de su vida duerme las horas que necesita. Solo se levanta cada tres o cuatro horas porque tiene hambre y luego se vuelve a dormir. Las primeras semanas se deberá respetar esto, pero lentamente iremos adquiriendo un hábito que permitirá a los pequeños educarlos en el sueño.
Cuando se despierte no debemos darle de comer directamente, primero debemos asegurarnos de que en realidad no esté llorando o molesto por otra razón, verificar si sus pañales están limpios, si no tiene calor o frío. Este es el momento en que debe aprender a no asociar el llanto con los alimentos.
Es necesario que el bebé aprenda a dormir solo, es decir, en su cuna y no en los brazos, deberemos evitar que se duerma mientras le estamos dando de comer.
Cuando se desierta podemos sacarlo de la cuna jugando con él, dándole un masaje, aprovechando para bañarlo, sacarlo a pasear, de esta forma asociará que solo está en su cuna cuando debe dormir.
A partir del primer trimestre, el bebé tendrá la posibilidad de ir alargando el sueño por las noches y cambiará la rutina de las comidas cada tres o cuatro horas. En esta etapa se debe reforzar el ritual diario antes de irse a dormir, acostumbrándose a dormir solo en su cuna. El proceso de la repetición le dará seguridad, la separación de los brazos debe ser paulatina así no los angustiará.
Su habitación debe estar silenciosa, oscura y sin movimientos, podemos colocar una luz tenue en un rincón, pero el proceso debe darle tranquilidad. Si lo colocamos en la cuna y empieza a llorar, no debemos levantarlo, le podremos hablar y decirle cosas cariñosas, hacerle mimos. Si seguimos esta rutina, en pocos días el pequeño ya no llorará al colocarlo en la cuna ni cuando vea que nos alejamos de su habitación.
Para conciliar el sueño, el pequeño deberá sentirse cómodo, con una indumentaria apropiada, que no tenga frío o calor y que sus pañales este limpios y secos.