Cómo manejar las rabietas de los niños

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mcrespo
martes, 1 julio, 2008

Sujeta a Licencia CC de Atribución. Autor: Niklas Hellerstedt

A partir de los 2 años de edad, los niños empiezan a relacionarse activamente con su entorno, pero no siempre están de acuerdo con aquello que les rodea, es entonces cuando surgen las rabietas.

Hoy, en Cosas de Bebés, explicamos cuales son las causas más habituales que provocan una rabieta en un niño y os explicamos que es lo que hay que hacer para que se calme. Entre los motivos más habituales de las rabietas, entre otros factores, pueden estar:
  • La frustración del niño por no poder hacer o conseguir algo con inmediatez.
  • Su deseo de controlar el ambiente, su deseo de omnipotencia.
  • El deseo de llamar la atención, de ser el centro de atención, para recibir cariño. Algunos niños descubren que portándose mal reciben mucha atención y cuando se portan bien nadie les hace caso. Prefieren correr el riesgo de recibir un cachete, para que se les haga caso.
  • Cuando las normas de comportamiento son poco claras o incoherentes, el niño trata de descubrir dónde están los límites.
  • Cuando los padres dan otras muestras de incoherencia o inconsistencia.
Para prevenir las rabietas hay que esmerarse en educar al hijo en el día a día y no limitarse a manejar in situ la situación cuando acontezca una rabieta. Previniendo estas situaciones, además de evitar situaciones desagradables conseguiremos que nuestro hijo aprenda a relacionarse con coherencia con su entorno. Lo más importante para prevenirlas es poner normas claras. No sirve decir tienes que portarte bien, pues se trata de un concepto muy ambiguo. Hay que especificar en relación con las actividades que estemos desarrollando con el niño. Por ejemplo; No se grita dentro de casa, o, no se puede tirar la comida al suelo. Como una de las causas de las rabietas suele ser la demanda de atención por parte del peque, las prevendremos fortaleciendo la autoestima del niño, proporcionándole amor, cariño y seguridad. Si el niño recibe mucha atención cuando está tranquilo, no necesitará recurrir a los berrinches. Y por último, otro modo de prevenir la rabieta es hablando de los sentimientos antes de que se lleguen a descontrolar. La tristeza y la rabia conducen a menudo a rabietas. Para solucionar una rabieta, a veces, la solución más sencilla es desviar la atención del niño. Distraerle con un cuento, una canción, un baile, un juego. Es preferible algo divertido o sorprendente y, cuanto antes, mejor. No dar importancia a la pataleta, no prestar atención al niño o salir de la habitación, suelen dar también buenos resultados, solo que a veces, es muy difícil. Hay que ser coherente. Si el niño sabe cuáles son los límites, no intentará luchar contra ellos. Recuérdale los límites hablando con él, por ejemplo: Sabes que antes de comer no se pueden comer golosinas. Durante una rabieta, el adulto debe mantener la calma hablándole con suavidad pero con firmeza, tratándole con cariño pero sin dejar que el niño controle la situación, y se salga con la suya. SI la situación se descontrola, hará falta contener al niño, sujetarle físicamente – sobretodo en lugares públicos o con riesgo de que se haga daño, o se lo haga a otras personas, incluso si puede causar destrozos materiales- lo mejor en estos casos es sostener al niño sin prestarle atención, hablarle ni mirarle y sujetándolo con firmeza. Cuando el niño se haya calmado, conviene que le expliquemos y preguntemos por lo que acaba de acontecer, volver a marcarle los límites y preguntarle por sus sentimientos.

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