

-prueba a contarle todo lo que estás haciendo. Por ejemplo: háblale cuando le pongas el pañal, cuando estés metiendo los platos al lavavajillas, cuando preparas su puré… todos los procesos cotidianos pueden ser narrados y tu bebé los quiere escuchar.
-pregúntale sobre todo lo que le ocurre a lo largo del día o sobre preguntas menos trascendentales del tipo: ¿Quieres carne o pescado? Al principio no te contestaré pero auto respóndete y un día te sorprenderás cuando te conteste. Es bueno que hables con ellos y no que simplemente te dirijas a ellos y que intentes establecer conversación constantemente.
-al principio debes usar frases sencillas o incluso solo palabras: hola, adiós… son buenos inicios.
-háblale en presente porque los niños no tienen ni noción del futuro ni memoria del pasado.
- no te importe hablar un pelín más alto de lo normal: también prueba si prefiere las voces graves o las agudas.
- comprueba como le gusta que le imites: juega con él e imítale tanto en los gestos como en los sonidos.
-la música se puede convertir en tu aliado: no hace falta que recurras a Beethoven, pero prueba a cantarle una canción cualquiera y baila delante de él.
-leer en voz alta por ejemplo canciones infantiles o el último informe que tengas del trabajo será positivo para que perciba y aprenda de una manera inherente lo que es la lectura.
Mi última recomendación es que no te pases todo el día como una cotorra, también son importantes los silencios para no agotarle. Sabrás cuando no quiere hablar contigo si el niño no presta atención a tus palabras, se duerme o desvía la mirada.
Imagen:Pink Sherber