El llanto es la primera expresión de tu bebé y puede comunicar varias necesidades, siendo los padres, vulnerables a su intensidad. Aunque no es fácil habituarse a la escala de los diferentes llantos y gritos, hay que tratar de entenderlos.
Ten paciencia, mímalo y acúnalo en tus brazos, para que entienda el vínculo afectivo. Atiende las necesidades de su llanto, para que le ayude a sentirse seguro, tanto física como emocionalmente.
Son variadas las causas que provocan el llanto en el bebé, pueden ser debidas al hambre, frío, sueño, por enfermedad, necesidad de cambios de pañales o por necesidad de cariño. El llanto que tiene lugar por la tarde, conocida como Hora Cero, es prolongado y sin causa, por lo que será necesario, que le calmes cada cinco minutos con algún juguete o tranquilizándole con tus palabras hasta que deje de llorar.
Estos llantos ocurren siempre a una hora específica sin causa alguna; es recomendable dejar que se calme sin mostrar mucho interés. Distráelo cada cinco minutos con algún juguete o con tus palabras; este tipo de llanto irá disminuyendo a medida que vaya creciendo. La intensidad del llanto es diferente, dependiendo de lo que el bebé sienta.
El llanto del hambre es gradual, se pueden observar unas pausas y luego, volver a ser rítmicos. El llanto de dolor y también el disgusto se inicia de forma repentina y se va incrementando en intensidad. La emoción es la más difícil de reconocer, y es diferente en cada bebé; algunos de ellos, proyectan sus labios hacia fuera pudiendo ser las causas, aburrimiento o miedo.
Se puede decir que el llanto por afecto es de forma rítmica y el llanto de cansancio es fuerte y decidido, pero con variaciones en la intensidad; el llanto de hambre es un llanto rítmico e incesante, en el que el bebé no parará de llorar hasta que lo alimentes.
Imagen de: salud.kioskea