

Importancia de la vitamina C para el embarazo
La falta de esta sustancia hace que seamos menos resistentes a las infecciones, que nuestra piel se seque, nuestro pelo se caiga y sangren nuestras encías, entre otras muchas consecuencias. Pero también puede acarrear situaciones más graves, como un parto prematuro, sobre todo si esta carencia se da durante la segunda mitad de la gestación. Y es que puede provocar una ruptura de la bolsa amniótica.
Por otro lado esta vitamina juega un papel fundamental en el proceso de desarrollo de dientes, encías y huesos. Esto se debe a que ayuda a absorber el hierro, necesario para la formación de la hemoglobina. También favorece la metabolización de las grasas, y gracias a ella podemos suministrar los nutrientes necesarios al bebé, tanto durante el embarazo como durante la lactancia.


La falta de esta vitamina puede, además, acarrear infecciones intrauterinas o cérvico vaginales. Mientras que con ella fortalecemos nuestras defensas y prevenimos enfermedades respiratorias. También nos ayuda a mejorar la digestión.
Sin embargo, el exceso de vitamina C es tan perjudicial como la carencia de la misma. Sobrepasamos el límite cuando consumimos más de 2.000 mg diarios, algo muy frecuente en mujeres que deciden tomar suplementos vitamínicos sin receta médica. Irónicamente, este abuso puede ocasionar una deficiencia de dicha vitamina en el bebé, denominada escorbuto. Por ello lo mejor es que la consumamos a través de alimentos saludables.


Por otra parte, se dice que los suplementos de vitamina C ayudan a controlar la preeclampsia durante el embarazo. No obstante, algunos estudios afirman que no reducen este riesgo ni minimizan sus síntomas, ni en la mujer embarazada ni en su bebé.
En los peores casos, las dosis demasiado altas pueden causar abortos espontáneos. Aunque no esté científicamente comprobado, hay profesionales que opinan que los niveles elevados de esta sustancia fomentan la menstruación, desembocando en estas complicaciones.


La mejor forma de adquirir un porcentaje sano de esta vitamina es hacerlo mediante alimentos ricos en la misma, como los cítricos (limón, naranja, pomelo, mandarina...). Las fresas, el plátano, el melocotón y la piña también son muy recomendables.
Como ves es muy importante la vitamina C en el embarazo. En todo caso, es importante que consultemos nuestra dieta con el médico y que acudamos a nuestras revisiones habituales, para que él pueda controlar nuestros niveles de vitaminas, y asesorarnos para que podamos adquirir los nutrientes necesarios.
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