

Los pescados azules son grasos -excepto el bacalao- y contienen además de las propiedades antes indicadas, ácidos grasos omega3 que fortalecen las defensas y previenen enfermedades reumáticas y cardiovasculares.
Es recomendable que los niños coman pescado todos los días o al menos tres veces a la semana. Esta es la teoría, pero en la práctica sabemos que pocos niños lo aceptan de buena gana.
Trata de probar distintos tipos y recetas hasta encontrar la que les gusta, pero lo mejor sería que te viese a ti comerlo asiduamente para que el lo asimile como algo rico y apetitoso.
Intenta no darle pescado crudo ni marinado para evitar que el anisakis les produzca una reacción alérgica, aunque si lo has congelado a 20 grados bajo cero durante horas el parásito habrá desaparecido.
También puedes probar a engañarle con varitas de merluza, ya que por su forma las pueden equivocar con croquetas. Otra sugerencia es dibujar en el pescado con ketchup los ojos y la boquita del pez -ojo con este consejo ya que la ingesta masiva de esta salsa elevará su tensión arterial-.
Los boquerones rebozados, fritos, a la plancha o asados son ricos en proteínas y vitaminas y en magnesio y fósforo.
El bacalao lo tomarán de maravilla si lo haces al horno, con pasta o con arroz, incluso en albóndigas.
La caballa y el salmonente a la plancha o la brasa también son una buena receta.
Y tú; ¿Qué trucos empleas para que tu hijo se coma todo el pescado? Compártelos con nosotras