El huevo de la gallina es un alimento necesario para nuestra dieta, es completo y cuenta con todo lo necesario para los humanos. Desde pequeños debemos incorporarlo a la dieta, salvo que veas manifestaciones de intolerancia o alergia.


El huevo cuenta con la misma cantidad de calorías que una fruta, de nutrientes con un vaso de leche y para los pequeños es muy fácil de masticar.
Seguramente habrás escuchado en distintas oportunidades, que el huevo tiene mala fama relacionada con el colesterol ‘malo’ pero esta teoría no tiene fundamentos y no cuenta con valor científico. En primer lugar, porque en la colesterolemia y el trastorno vascular influyen distintos factores, no solamente el consumo de un determinado alimento.
Además, los investigadores descubrieron que la yema reduce la absorción intestinal del colesterol malo al mismo tiempo que le brinda las grasas necesarias para el organismo.
Puedes incorporar el huevo a la dieta de tu hijo, siempre con la aceptación de tu médico pediatra a partir de los diez meses. Introduciendo cada semana un cuarto de yema cocida al puré de verduras. Este es un alimento que en ocasiones puede causar alergia, así lo podrás detectar fácilmente y detener su ingesta.
Si no presenta ninguna alergia podrás incorporar la yema a los 12 meses de edad. Para poder ingerir un huevo frito es aconsejable que los niños tengan tres años. Hasta ese momento podrá comerlo incorporado en tortilla, cocido, revueltos, escalfado, pasado por agua o como ingrediente de diferentes postres caseros.
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