La adolescencia empieza a los 10 años de edad y culmina a los 20 años. Esta etapa de la vida puede ser dividida en tres fases puntuales. Adolescencia temprana (10 a 13 años), adolescencia media (de 14 a 16 años), adolescencia tardía (de 17 a 20 años de edad). Cada una de estas fases tiene sus características propias.
Adolescencia temprana: es el periodo peripuberal, en esta etapa existen diferentes cambios corporales y funcionales. Psicológicamente empieza a perder interés por los padres e inicia amistades con chicos (básicamente de su mimo sexo).
Adolescencia media: en esta etapa se ha completado el crecimiento y el desarrollo somático. En esta fase, la relación con sus padres se hace más estrecha y empiezan a entrar en conflicto. Muchos jóvenes empiezan en esta etapa con su actividad sexual, asumiendo conductas omnipotentes, en ocasiones generadoras de riesgos.
Adolescencia tardía: en esta etapa casi no se presentan cambios físicos, empiezan a aceptar su imagen corporal y se acercan nuevamente a sus padres.
Al contrario de lo que nos solemos imaginar, durante la adolescencia las chicas pueden quedar embarazadas. Si bien algunas adolescentes sí están buscando estos embarazos, en la mayoría de los casos se trata de embarazos no buscados. La decisión de tener un hijo implica una gran responsabilidad para la que normalmente no se encuentran preparadas.
Si una adolescente queda embarazada, el respaldo emocional será un eje fundamental para tener en cuenta. Será muy importante la compañía de su pareja, familia y amigos. Lamentablemente, muchas veces se produce un rechazo de la familia y la ausencia de su pareja.
En estos casos es frecuente que las jóvenes se encuentran más vulnerables y pierdan la confianza en sí mismas. Para evitar estos embarazos es importante que entrando en la adolescencia se acuda a un médico y hablen con sus padres acerca de los cambios que aparecen en su organismo. Cuando inician su actividad sexual es imprescindible que los adolescentes conozcan los diferentes métodos anticonceptivos. Si bien a esa edad cobra una mayor relevancia el sexo romántico, estas pueden ser relaciones de riesgo.
Las adolescentes que quedan embarazadas pueden llegar a tener rechazo hacia su hijo, es normal que no quieran tenerlo y aparezcan sentimientos de culpabilidad y tristeza. En ese momento deben contar con el apoyo de sus familias y amigos.
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