

Las técnicas que pone a tu disposición la reproducción asistida son muchas. La inseminación artificial es una de las más frecuentes. Se trata de la colocación artifical del semen en el interior del útero. Se emplea cuando existe un reducido número de espermatozoides, cuando estos tienen alguna anomalía o en casos en los que el moco cervical de la mujer presente anticuerpos contra ellos. Otro de los más frecuentes es la fecundación in vitro. Se utiliza cuando los espermatozoides son anómalos o en caso de oclusión de las trompas.
Con la reproducción asistida consigue un resultado positivo del 70%. Todo depende del diagnóstico y de la edad de la mujer. Normalmente se realizan de tres a seis intentos de estimulación ovárica. Si ésta no resulta positiva, se hacen tres ciclos de inseminación artificial. Si todavía no hay embarazo, se recurrirá a la fecundación in vitro, de la que se aconseja un máximo de seis ciclos.
Si tienes alguna duda puedes compartirlas con los especialistas de la una web especializada en casos de infertilidad o bien consultar mediante la Sociedad Española de Fertilidad los centros públicos y privados a los que puedes acudir.